Poemas

Malicia Blues, 
la luna no era reina, la luna era Malicia

Mis más sinceros agradecimientos a quienes en forma anónima colaboraron tanto en el impulso como en el desarrollo de esta obra.
A Daniela Moreno, quien con su delicado talento bordó de pétalos la portada de este libro.
Especial mención a Luis Weinstein, el amigo, el maestro, y a Lila Calderón, el hada buena, quienes cariñosamente prologaron a su Malicia.
Gracias.
Y nada… al dolor, por ser luna y ser azul


DIJO LA POESÍA

Volveré, dijo la poesía en su destierro, llenando sus ojos de olvido y penumbra, cabalgando más allá del centro de su alma, como el insensato que transfigura las colmenas en guijarros de sal dormida, volveré dijo llena de sombra, pequeña de espanto, silenciosa de tristeza, volveré como una mariposa de oro, como una gota de rocío en tus labios, volveré porque mi destierro y penumbra, mis guijarros y mis espantos son la voz que sopla al oído los secretos de Dios cuando duerme.


Y EL AMOR, EL AMOR…

El silencio que avanza entre mis labios, los ojos cerrando el destino, la palabra que se esconde entre los dientes, el corazón hacia adentro como el alma del niño jamás nacido. Y la voz repitiendo en el recuerdo, la incesante, la gota que urde la memoria; no hay camino hacia el olvido mientras continúes sonriendo entre mis células, mientras el átomo azul que me fecunda no libere las noches que vaciaste en hijos, las últimas abejas que nos germinaron.
No me traigas marchitas, mujeres con úteros de piedra, besos destruidos, alma tuya enredada entre sábanas sucias, ajenas, derrotadas. La brisa en el balcón me lo cuenta todo, las nubes revestidas de ángeles traidores, Luzbel atravesando la puerta y sonriéndote en la alfombra. Ahora ten calma, ahora ten fe, el ángel cayó desde el piso 19. La ramera soñaba alas para su infierno.


MI FLOR DE LOTO

Esta que viene con tres pétalos aleteando
es mi niña consentida
la que surge de mis ojos, la que pinta trenes en la lluvia
esta que viene saltando como un sueño
es la elegida en un tiempo mejor
Sobrevive la luciérnaga al llanto de la noche
sobrevive al pasar por los charcos y el corazón silente
esta que viene dando pasitos sobre las aguas
y sobrevive flor de ciénaga, luminosa, intacta,
eres tú
niñita florecida en mi vientre
perfume de dios entre mis manos


El 9/11/07 23:57, "MARIA ALICIA PINO" escribió:

¿Viste los relámpagos en el cielo? Era una locura, el viento corría entre los árboles, el gruñido del cielo correteaba las nubes, las flechas incandescentes, inflamadas, se clavaban en los techos del mundo, y yo lo vi, lo vi mientras esquivaba los minúsculos zapateos húmedos que se venían mundo abajo y pasaban entre aviones, helicópteros, pájaros eléctricos y rascacielos. Y el universo me dijo que él también era multiverso y que era tan grande y no podía entrar a tu departamento, que no encontró otra forma de participar en esta conspiración y cayó y tormenteó y sacudió cabellera firmamentosa, para dejarme atolondrada y sorprendida. Yo le respondí que "gracias", "que Dios se lo pague", y respondió que "de nada" que le dirá a Pablo y a Piero (Piedra y Pablo) que se agradece su generosidad y afecto. ¿Qué me dices? El universo habla.
Te quiere
Maliciatormentaentonadaazul

El 23/11/07 21:40, "MARIA ALICIA PINO" escribió:

¡Mira, mira, es la luna, está saliendo! Le vi la cara de foca, no hay posibilidad alguna que nos engañe, ¡es ella!, viene de blanco y flota sobre los cerros, la noche lo hizo, callada, la dejó entrar mientras yo recorría la casa guardando hijos. La dejó entrar mientras el viernes frenaba en la entrada y todos se sacaban los sombreros y las tarjetas de crédito. La dejó entrar porque había gatos desempleados y lagunas silentes. Ahora, todo canta, las luciérnagas despiertan del día y cada una lleva, sin decírselo a nadie, una nueva luna en sus matrices.
¡Mira, mira, es la luna, está saliendo desde lo profundo del cielo!, le vi cara de foca, de foca iluminada.


El 24/11/07 11:22, "MARIA ALICIA PINO" escribió:

El lado oscuro de la luna está realmente más iluminado que éste.
Maliciasombreadadeluna

El 1/3/08 02:58, "MARIA ALICIA PINO" escribió:

Recuerdo esos pasillos de la C. Alemana, la luz en el rincón de la salita de espera, ese que da justo frente a la pared, ese que a sus espaldas es asaltado por la recepción siempre vacía. Y las puertas cerradas que, como un desafío de curiosidad para otros, en ese momento se abrían tenebrosas y complacientes para nosotros. Porque íbamos en busca de ella, a la última sala del pasillo, la que daba al jardín donde descansaban de la lluvia los árboles de invierno, esa silenciosa que sólo entonaba melodías de ventiladores mecánicos y ecos de gritos de madres que vaciaban sus manos de retoños, que cogían en
las lágrimas los breves años que se iban ante sus ojos incrédulos. Y la fuerza de los pequeños cuerpos haciéndole el quite a la muerte, aspirando el aliento de las estrellas diminutas, consolando el corazón del padre, durmiendo la vida para despertar mañana como un cristal de granizo, inmaculado, desprendido
de la sangre del creador. Y aparecía la figura del hombre blanco, el que sabía, el que comprendía dónde empezaba el fluir y hacia donde retornaba, el hombre blanco con cara de hosco, cíclope resumiendo la mirada, concentrado en el camino de regreso, avistando la danza de las niñas que distraídas flameaban los velos sobre la madre. Ellas no la verán llorar sobre la ventana, ellas no verán al atardecer la fuga de
su alegría; ellas sabrán que sus pasos tenues se inclinan sobre sus rostros, que la dulce piel se derrama sobre sus frentes, que estará para siempre consolando sus labios y que por fin, a la hora irrevocable, ingresará intensa y colmada a sus corazones resucitados. Ellas la verán despedirse sonriendo tras los primeros nubarrones de otoño y las tres caminarán por el borde de las colinas como lo hacen los árboles cuando la luna se asoma. Recuerdo ese pasillo de la C. Alemana que nos vio salir justo el día antes de mi cumpleaños con ese regalito entre los brazos, ese regalito que latía y respiraba, y volvía por los parques y las rotondas a sumergirse de nuevo en nuestras vidas.
Recuerdo, memoria.
Dile al hombre de blanco, si lo ves, que las niñas se lo agradecen, todas.
Maliciamadre


Lo decía mi abuela

Ella decía que era bueno lavarse la cara y el cuello por la tarde, después de finalizar la jornada, junto al lavadero. Ella llenaba su cabello de gotas derretidas, cerraba sus ojos y estrujaba el cansancio como por costumbre. Ella entraba a la casa en silencio, fresca y renovada, como si el patio hubiese escondido un gran secreto, uno que tenía que ver con el llevarse a la soledad de compañía y contentarse con su oración nocturna. Yo la veía desde la ventana de nuestra pieza, mientras el suelo de madera esperaba sus pasos que huían hacia el sueño. Yo la esperaba para dormir junto a su soledad.


El 24/3/08 23:59, "MARIA ALICIA PINO" escribió:

Está aquí, sentada al borde de la puerta, con las piernas dobladas y un pedazo de pan entre las manos. Está medio recostada contemplando sus pies sobre la hierba. De vez en cuando levanta la breve pestaña que interviene medio dormida medio sosegada, y justo como a eso de las doce golpecitos de sueño le despiertan los sueños. Y ¡zás! que ahí estaban, todos los de anoche retornando uno a uno, la niña tomada de la mano asistiendo al ballet de la tarde, los azules quebrando los muelles y salpicando de universo la mesa servida, la pared apretada de moléculas disparadas hacia el norte y la ronda desprendida elevándose hasta el cielo. Volvían, como vuelven las mañanas todas las mañanas, el pájaro abriendo los ojos, oliendo la punta de sus alas y cayendo al precipicio, enamorado; volvían como los niños bajando las escaleras y los cerros nadando entre la niebla; volvían como mi sonrisa rondando amarilla entre las albahacas y las piedras; volvían uno a uno con golpecitos de sueños dormitándola junto a la puerta, guardando su cuerpo tibio para humedecerla de crisálida, sosteniendo el hilo de su aliento donde resbalan los versos silenciosos, los únicos que conocen el origen de la memoria, los únicos que merecen ser repetidos. Dice que se llama Poesía, que esta noche tuvo hambre y encontró un pan redondo y blanco antes de irse al sueño. Dice que se llama Poesía y que de cada migaja sacará una luna e irá por ahí multiplicando poetas.
Lunamaliciamenguante


El 19/7/08 23:25, "MARIA ALICIA PINO" escribió:

No lo conocía, al creador de la biodanza no lo conocía, ni siquiera pasó por mi mente que alguien fuera el creador del ángel del viento. Sí sabía que danzar provocaba el traspaso de mi cautela cotidiana a la esperanza del retorno, sabía que ese regreso hacia la brisa interior recogía alas de las alas del cielo, sabía que podía llorar mientras el agua bendecida se sumergía en mi sonrisa de niña. Sabía que dentro de ella, de la niña y de la danza, podía rehacerme como una crisálida amparada. Qué había en la danza que siendo tan niña provocaba en mí la explosión de miles de estrellas, la alegría de la creación en manos del amor primero, qué acontecía en este mi ser impredecible, en esta elección material milagrosa que aún hoy no logro asir entre mis noches, entre los días que se suceden impredecibles. Qué había en ese deambular, en ese tránsito, en esa vigilia peregrina. Y miré a mi alrededor esperando la respuesta, la divina mariposa posándose en mis huellas, el ángel encantado sonriendo al amanecer, el pájaro floreciendo en los nidos del alma. Entonces supe que la poesía se había desprendido de mis dedos, que el verso iba tras las nubes de la tarde, que la voz se tornaba brazos lamiendo el aire, ojos recuperando el infinito, corazón sin destino retornando. Supe que poesía se había vuelto aire, se desprendía risueña al borde de mi oreja, corría entre las piedras volviendo luceros los guijarros, supe que las palabras por fin corrían libres sobre el sueño de todos y supe que poesía y danza somos. Poesía y danza son dos alas de la misma niña mariposa. Ayer lo conocí, conocí a quien dio nombre al ángel del viento. Dijo que había esperanza, había esperanza. Lo dijo.
Malicia


El 17 de Diciembre de 2009 a las 9:45 A.M.

Si me ves, cree que mis ojos húmedos sólo limpian la nieve excesiva de un invierno travieso, que las lágrimas que aparentan caer desde mis pupilas son sólo gotas de lluvia que refrescaron un verano que se marcha; si me ves, cree que la mirada marchita es sólo una hoja que ya cumplió su verdor de aire y hoy se devuelve al otoño para comenzar el sueño; si me ves amortajada, con apenas un último suspiro, cree que en el fondo de mi muerte tejo alas de seda, un prisma arcoiris, dos pétalos ligeros para posar en la primavera otra flor en su jardín.

Santiago de Chile, julio de 2010